viernes, 13 de marzo de 2015

Precauciones al volante en edad avanzada

Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), de todos los conductores registrados en España a día de hoy, casi un diez por ciento de ellos ha cumplido o superado los 65 años, dato que está íntimamente ligado a la tendencia del envejecimiento de la sociedad española. Sin embargo, y a pesar de estar constatado que el aumento de edad provoca limitaciones físicas y psíquicas, el Reglamento General de Conductores no establece un límite de edad para dejar de conducir, aunque las revisiones psicofísicas son periódicas y más frecuentes cuanto mayor sea la edad del conductor. 


De este modo, hasta los 44 años el permiso se prorroga cada diez años, entre los 45 y los 69 años la revisión es cada cinco años y a partir de los 70 años se prorroga cada dos años. Estos periodos de tiempo, sin embargo, pueden ser reducidos en casos puntuales si las autoridades observan que el titular padece una enfermedad o deficiencia que, aunque no le impida conducir, puede ser susceptible de agravarse. Las causas más frecuentes para denegar el permiso de conducción a personas mayores son el deterioro visual (glaucoma, cataratas), ciertas patologías cardiovasculares y neurológicas (ictus, Parkinson) y, en edades muy avanzadas, el deterioro cognitivo (inicios de demencia).

Pautas para una conducción más segura
A pesar de que no todas las personas que llegan a una edad avanzada se encuentran en el mismo estado ni físico ni psicológico, es importante que los conductores que superen la barrera de los 65 años observen una serie de pautas generales para poder conducir con seguridad conforme pasan los años. Por ello es importante hacerse revisiones periódicas, en las cuales es necesario hacer especial hincapié en la vista (el 90% del procesamiento estimular para la conducción es adquirido por la vista), y nunca descuidar las revisiones auditivas.

También hay que ser consciente de las limitaciones de la propia edad, por lo que no conviene realizar viajes largos, así como conducir en condiciones que exijan recursos psicofísicos excesivos, como la conducción nocturna o en condiciones meteorológicas extremas (lluvia, nieve, niebla, etcétera).
Además es importante realizar una conducción defensiva. Es decir, deben asegurarse bien las maniobras, prestar una atención especial a las normas de circulación y llevar a cabo una planificación de los desplazamientos teniendo en cuenta conducir con buena luminosidad, elegir el mejor trayecto y circular por vías en buen estado.

Aparcar definitivamente el volante
Para saber cuándo ha llegado el momento de aparcar definitivamente el volante es necesario que alguien cercano acompañe de forma más frecuente al conductor veterano en sus desplazamientos y busque su complicidad alternándose con él a los mandos del vehículo. De esa forma podrá observar señales como la pérdida de atención, el respeto de las normas de circulación así como la propia relación con el resto de conductores.
Por tanto, se recomienda estar pendiente de:
- Si está teniendo demasiados accidentes de tránsito menores.
- Si le tocan el claxon otros conductores cada vez más a menudo.
- Si emplea demasiado tiempo en completar un tramo corto y conocido, lo que sugiere que pudiera haberse  perdido.
- Si conduce menos que antes porque no confía en su habilidad.
- Si se empiezan a producir cambios notorios sensoperceptivos, motores y cognitivos.
- Si, cada vez con más frecuencia, se le aparecen otros automóviles o peatones "de la nada".
- Si en una revisión, el médico determina que la persona no debería conducir debido a sus problemas físicos o psíquicos.
 Elegirmicoche.com

Fuente: guiarepsol

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